El ritmo de vida hoy en día , es cada vez más veloz , estamos llenos de presiones : conseguir un buen empleo , cumplir eficientemente con nuestras obligaciones laborales y del hogar , lidiar con el tráfico cada día peor , movilizarnos con temor a ser asaltados y una serie de dificultades del día a día que afectan nuestra salud mental y física inclusive .
En estas condiciones , llegar al hogar significa , en teoría , acceder a la paz , al relajo , en fin , al descanso , pero hoy en día, quienes vivimos en el distrito por muchos años y ojo , que no digo que sea un problema exclusivamente punteño , vemos con preocupación , cómo la crisis moral y educativa se ponen de manifiesto en las relaciones cotidianas entre vecinos produciéndose una serie de hechos que afectan la buena convivencia.
El problema se presenta básicamente en dos aspectos . El primero se refiere a las casonas antiguas que ante la imposibilidad de sus dueños para mantenerlas , las arriendan por cuartos a bajos precios . Es decir se tuguriza la propiedad , se devalúa su valor y se genera un problema social y público pues su aspecto abandonado desmerece el paisaje urbano y hasta incide negativamente en el valor de los inmuebles colindantes .
El otro aspecto , tal vez el más preocupante , es la irresponsabilidad de algunos propietarios que alquilan sus propiedades sin verificar la honorabilidad de sus potenciales inquilinos , fijándose solamente en su capacidad de pago , tema por demás temerario dada la situación de inseguridad general que se vive en el país . Leemos con preocupación en las redes sociales denuncias sobre muchachos que alquilan propiedades por algunos meses para usarlas como medio de diversión y realizar allí las llamadas fiestas semáforo y practicar vicios de diferente naturaleza sin importarles el perjuicio que generan entre sus vecinos .
Como ven estas nuevas prácticas cuyo origen , lamentablemente tiene que ver con una educación deficiente , principalmente en el hogar y una ausencia de modelos idóneos de comportamiento dentro de los mismos , está configurando un peligroso problema social ya que este tipo de personas , ya sean inquilinos o propietarios , no respetan los derechos de los vecinos , ni a las autoridades y generan un malestar generalizado entre los ciudadanos . A esto se debe añadir el caso de personas con oscuros antecedentes, pero con mucho dinero que alquilan o compran propiedades en el distrito y que constituyen un especial peligro por el tipo de personas que frecuentan sus viviendas .
Todas las personas tenemos derecho a la superación social y económica , pero aquellos que se integran a un nuevo lugar de residencia, sea este u otro distrito , deben tener muy claro que se deben respetar las costumbres , la idiosincracia y sobretodo las normas de convivencia respaldadas por los correspondientes reglamentos y ordenanzas emitidos por la autoridad correspondiente .
Tema aparte lo constituyen algunos restaurantes que ocupan lugares que no han sido construidos para tal fin y que por lo tanto son causa de gran molestia entre las viviendas colindantes por los humos , olores fuertes de alimentos y la bulla de los comensales . Urge un reordenamiento en este aspecto en pro de la tranquilidad de quienes viven en sus inmediaciones .
Solucionar parte de la problemática expuesta compete sin duda a las autoridades, pero , principalmente a los propietarios de los inmuebles que deben asegurar que el uso que se le de a su propiedad que se dará en alquiler sea la correcta , que se exijan los antecedentes policiales , penales y judiciales e inclusive del Serenazgo del lugar de procedencia para tener la certeza que se trata de personas de bien . La capacidad de pago es importante , pero la calidad de las personas también , sobretodo cuando se trata de edificios o condominios en los que las condiciones de vecindad pueden ser más conflictivas ante la presencia de malos vecinos