Son 17 las empresas procesadas por contaminar aire de Callao y Lima

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló en el 2014 que Lima tenía el aire más contaminado de Latinoamérica. Las altas concentraciones de partículas tóxicas que todos los días emanan las industrias y el desbordado parque automotor limeño son veneno ingresando por nuestras narices.
Las últimas mediciones del Senamhi advierten que el aire de varios distritos de la capital tiene altas concentraciones de tóxico por encima de los estándares de calidad (50 µg/ m3 ): en el 2015, Villa María del Triunfo tuvo  más del doble de lo permitido (133 µg/ m3 ). Ate, San Juan de Lurigancho, Carabayllo, Puente Piedra y Cercado de Lima son también casos críticos.
La industria "al banquillo"
Junto a la combustión diaria de vehículos, la actividad industrial está dejando una huella ambiental cada vez más visible. Según la Procuraduría del Ministerio del Medio Ambiente (MINAM), hay 17 empresas procesadas por contaminar el aire de Lima y Callao. De ellas, 11 son investigadas en el Ministerio Público, y en un caso, un fiscal formalizó denuncia. Las otras cinco afrontan juicios por el delito de contaminación ambiental (ver la lista).
Diez de estas 17 empresas se localizan en Ventanilla. Una es Fundiciones Ecológicas S.A.C., que debido a dos procesos judiciales decidió cancelar la operación de su planta de plomo y ahora se aboca a la producción de sulfato de cobre.
Antonio Pinto, representante de la empresa, afirma que encapsularon la fábrica y reutilizaban los humos tóxicos para evitar emanaciones peligrosas, pero igual fueron procesados. “Ninguna otra fábrica de Ventanilla adoptó estas medidas y siguen operando”, dijo el empresario.
La Empresa Sulfato de Cobre S.A., una de las investigadas desde el 2015 por el Ministerio Público, estaba expulsando vapores industriales a solo una manzana de distancia del asentamiento humano Virgen de Guadalupe, donde viven 2 mil personas con alto riesgo a desarrollar cardiopatías y cáncer al pulmón, según Jorge Sanabria, del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad de Lima.
Procesos que tardan
El miércoles de la semana pasada, la Municipalidad de Ventanilla recibió información del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) sobre la supervisión a seis empresas.
 “Estas llevan más de un año siendo investigadas y mientras tanto siguen operando”, dijo el gerente municipal de Gestión Ambiental, Óscar Quincho, quien tiene la sensación de que, pese a las evidencias de polución, la ley ambiental aún no se cumple en el distrito Ventanilla.
Para Alicia Abanto, de la Defensoría del Pueblo, el descontrol de las industrias se debe a que el Ministerio de la Producción no tuvo un marco normativo  para paralizar operaciones. El Produce afirma que, desde agosto del 2015, OEFA es el que tiene competencia para fiscalizar a los industriales de fundición de mineral no ferroso.
Ventanilla es solo una muestra de lo que pasa en distritos cercados por las industrias como Villa El Salvador, Ate y San Juan de Lurigancho, donde respirar es cada vez más peligroso.