por Julia Schabauer
Mucho se habla en nuestros días sobre dos temas específicos : la corrupción y la impunidad, ambas muchas veces relacionadas entre sí . Para entender mejor de lo que estamos hablando es mejor precisar sus significados .
La corrupción es la consecuencia de corromper , pero el término es generalmente utilizado para referirse al abuso de poder desde una posición ventajosa para obtener favores económicos o beneficios de otra naturaleza . En cambio , la impunidad se refiere a la falta de sanción cuando una persona comete una falta o delito . De manera más amplia , Kai Ambos , señala que la impunidad implica la no persecución penal de conductas ( acciones y omisiones ) que encuadran en principio en el derecho penal nacional y que pertenecen a la criminalidad común pero que , por razones más bien fácticas que normativas , no resultan castigadas .
Si queremos indagar sobre el origen de la corrupción en el Perú es necesario remontarnos hasta la etapa colonial , pues las relaciones económico-sociales y los medios de poder que existían en el Perú pre-colombino , eran muy diferentes y las fuentes escritas no son suficientes para formular juicios de valor sobre estos temas .
Efectivamente , la corrupción como fenómeno social data desde el siglo XVI . Durante este período el acceso a todo recurso económico debía ser pedido a una autoridad que tenía el poder de concederlo (punto clave para que se dé el hecho corrupto ) . Psado el tiempo , durante las primeras décadas de la República , se establece un fuerte vínculo entre los grupos oligárquicos y las fuerzas militares . Es así que el nuevo Estado en formación estuvo basado en una relación Presidente o Dictador y los ciudadanos y el tesoro público era administrado y distribuido como patrimonio personal .Desde estos tiempos el Estado es visto como un botín muy deseado por os sedientos de poder político y económico .
Lastimosamente , hasta el presente , nada ha cambiado para remediar esta situación.
La corrupción política es casi endémica y está ligada al aprovechamiento ilegal de fondos públicos para beneficio de privados . El soborno , el tráfico de influencias , la extorsión y el fraude son modalidades de un mismo flagelo .
En el tema de la corrupción no existen ni buenos ni malos . Tan culpable es el corruptor como el corrupto y en el Perú sabemos bien que muchas veces los corruptos forman alianzas para lograr sus objetivos comunes y garantizar también , de alguna manera , la impunidad . ¿ Les suena familiar ésto ? , seguro que si y en tiempos de elecciones podemos ver más de un ejemplo de ello . Es indignante observar cómo candidatos relacionados con alguna forma de corrupción se animan a realizar alianzas inclusive con sus antiguos opositores y hasta enemigos con la intención de llegar al poder .
Llegar al poder significa para un corrupto tomar el control y el acceso a los recursos del Estado para su propio beneficio y el de sus aliados . El discurso populista y manipulador para lograr el apoyo popular en tiempos de campaña electoral , son siempre meros engaños , cargados muchas veces de un factor emocional para cautivar a electores incautos que no ven la verdad detrás de palabras y ofrecimientos bien calculados para lograr el apoyo de la población .
En la actualidad los sectores más vulnerables a la corrupción son los relacionados a la administración de justicia , a los diferentes niveles de gobierno , a la PNP y FFAA y en general , a todos aquellos encargados de manejar recursos y de la toma de ciertas decisiones en los organismos estatales .
En la otra cara de la moneda de la corrupción tenemos la nefasta impunidad con su secuela de frustración e impotencia entre los afectados . Esto es muy peligroso pues denota la ineficacia de la justicia y que el Estado no garantiza la solución de los problemas sociales . Como muestra de esta grave situación tenemos que , de 25 Presidentes Regionales , 9 han sido investigados por delitos de corrupción , malversación o tráfico de drogas . Como vemos , no es poca cosa .
¿ Por qué es peligrosa la impunidad ? pues la respuesta es preocupante ya que la impunidad afecta al conjunto social . La población percibe que sin justicia la ley pierde sentido . Surge un sentimiento de indefensión e inseguridad y se opta , en muchos casos , en hacer justicia por mano propia debido a la ineficacia por parte del Poder Judicial y el poder político para garantizar el orden simbólico .
A muchos de nuestros políticos que gozan de la vergonzosa impunidad , se les agrega un componente moral cuando públicamente niegan haber cometido un delito , inclusive de manera burlona . La impunidad se ha convertido en una prerrogativa de la clase política y ante ello la sociedad queda convertida en simples espectadores .
El nivel de la impunidad en el Perú ha rebasado todos los límites y en el Poder Judicial es prácticamente una regla , pues hay más delitos que se quedan sin sanción , que delitos debidamente castigados .
¿ Cómo ganar la guerra a la corrupción y a la impunidad ? , lamentablemente , no es tarea fácil . Si bien la corrupción y la impunidad no se limita a gobernantes y funcionarios de nuestro país , es en el Estado donde alcanza mayores niveles . Por ello , como parte de la política anticorrupción , es importante evitar toda clase de monopolios ( públicos y privados ) , menos discresionalidad de los funcionarios en la toma de decisiones y total transparencia en las licitaciones .
Pero finalmente y lo más importante , aunque sea un recurso a largo plazo , es la necesidad de reformular nuestro sistema educativo para lograr futuras generaciones cuyo perfil sea el de personas dignas y honestas que conformen el semillero de futuros líderes políticos que limpien de una vez nuestra muy venida a menos clase política .