[OPINIÓN] El modelo se lo lleva el huaico



El país de la CONFIEP, el de la derecha bruta y achorada se deshace, se cae a pedazos, llevado por los huaicos que bajan desde las quebradas serranas para abrirnos los ojos una vez más y decirnos que así como estamos el país no tiene futuro, el país es inviable. Este modelo escogido por el fujimorato se ha vuelto fango, se desprende, se disuelve ante los ojos de esta oligarquía que, en entuertos con la clase política, se dedicó a saquear el país.

Todos recuerdan que la COP 20 se realizó en el Perú, no por sus lindas playas o por Machu Picchu o, como lo entendieron otros, por su rica comida. Se realizó para llamar la atención de su clase dirigente sobre los peligros que se cernían sobre el territorio, ya que sería uno de los primeros países en ser impactados por el calentamiento global. Pero no sucedió nada, solo sirvió para hacer gala de la buena cocina y declarar al Perú como destino culinario.

El modelo impuesto por el fujimorato llevaba a deshacerse de todo lo público, así se disolvió la Compañía Peruana de Vapores, quebrando una posibilidad de desarrollo naval al país. Hoy nos hacen falta estos barcos para el cabotaje menor, el país solo se mueve por carreteras. Se regaló el espacio aéreo y hoy las compañías beneficiadas lucran con la desgracia de la gente.

El modelo que adoptó el país con Fujimori, le teme a la planificación y en ese desorden construyó y planeó el crecimiento de la ciudad, lotizó quebradas, le ganó terrenos al río y vendió hasta el último rincón que pudo apropiarse. Hoy el agua recupera lo robado y causa desolación en los peruanos estafados y arruinados como Evangelina Chamorro.

Se deforestó para dar paso a los proyectos mineros y estos se instalaron en las cabeceras de cuencas en donde precisamente nacen los ríos, envenenando el agua que discurre hacia las ciudades, así como el lodo cuando asola una fuerte lluvia. Esto sucede porque el negocio y la inversión de gran rentabilidad siempre estuvo primero, el crecimiento económico de los que más tienen siempre fue la bandera de la excelencia y el credo al cual rezar.

El patrimonio se puso de lado ante el cemento que llegaba con la coima bajo el brazo, todo el país se puso en remate, todo era vendible y es vendible, hasta el aeropuerto de Collique y ahora el Velasco Astete. Todo se puede vender, puertos se pueden entregar al narcotráfico, carreteras se construyen sin estudios técnicos, pues no eran necesarios, el país se volvió una adenda que alegremente firmaban todos aquellos a quienes habíamos honrado con el voto solemne, y así crecimos al 4, 5, 6, 7, 8% batiendo récord. Y a medida que el país se lotizaba y se regalaba, la justicia iba dilatándose hasta convertirse en una 'geisha' adocenada y sus mandamases en millonarios sin empresa alguna.

Hasta la violencia se volvió negocio y el narcotráfico religión política, llegando a tomar el Congreso y presidir las comisiones de investigación. IIRSA SUR es la nueva pista de vuelos para las avionetas que llevan cocaína y látex de opio al Brasil; y el Perú además es un paraíso fiscal en donde todo lo turbio y oscuro discurre por las offshore.

El país se cae pedazos y el grupo comunicacional más importante culpa a los que piden planificación como responsables del caos.