Los debates en el Congreso de la República desde hace bastantes años vienen siendo poco trascendentes, no por los temas que ahí se discuten que siempre son de gran importancia, sino por los aportes y argumentos que surgen en las sesiones del Pleno de los diversos Congresistas. El Pleno del Congreso es la última instancia de debate de la institución parlamentaria y debería ser una consolidación de las posturas debidamente sustentadas de las diversas bancadas en relación a lo que buscan aprobar o no.
La última sesión plenaria en la que el (aún) Ministro de Trabajo, Iber Maraví, respondió al pliego interpelatorio trajo posteriormente la intervención de los parlamentarios que, durante mas de 8 horas nos permitieron obtener una colección incalculable de memes y tendencias en twitter que nos alejaron en gran medida de los cuestionamientos que pesan sobre el titular del MTPE, bastante allegado al Presidente Castillo.
Esto no está sucediendo solamente hoy, sino desde hace ya varios años con la explosión de las redes sociales y la necesidad por supuesto, de que la ciudadanía conozca a través de aquellos canales lo que hacen sus representantes en el Congreso de la República. Lamentablemente eso le ha hecho entender a muchos Congresistas que deben intervenir en absolutamente todos los Plenos para compartir un video en sus redes sociales, lo que además de alargar las sesiones cada semana, no permite aportar absolutamente nada a las discusiones; pocas veces se habla de modificaciones sustanciales a los dictámenes en debate y si estas se hacen, son muy breves y no traen mayor discusión por parte de los ocupantes quinquenales de las 130 curules del hemiciclo principal del Palacio Legislativo.
Parece más importante actualmente colgar un video con el ‘mensaje vendedor’, que aportar considerablemente a las discusiones, hecho que nos trae además montones de anécdotas ‘divertidas’, un incremento en el desprestigio de una institución que es muy importante y de por sí ya cuenta con niveles de aprobación muy bajos y debates de contenido esteril.
La política del viral, término que utilizo para referirme a la acción de intervenir únicamente con el objetivo de generar un mensaje de “impacto” en medios, se acerca como una práctica próxima a consolidar su institucionalización, a disminuir la calidad de las discusiones ya venidas a menos hace mucho tiempo y a traernos contenido digital en exceso que no parece ser lo que la ciudadanía está esperando de sus autoridades, sobretodo en situaciones donde la polarización es por completo evidente y nos deja al borde de una nueva crisis cada 12 horas.
Esa política del viral a la que hago referencia puede ser efectiva para obtener un impacto que será momentáneo y acabará cuando la noticia pase y llegue otra, pero no necesariamente será el mecanismo que traerá los aportes que beneficien debidamente a nuestro país.