A las 11:20 p.m. del 11 de noviembre de 2019, Moreno no escuchó los zapatos de los efectivos policiales, pero sí el tumbo de la puerta de su habitación. Según el Coronel Nicasio Zapata, jefe del operativo, el exfuncionario despertó de repente y corrió hacía un clóset a tratar de huir de lo inevitable.
“Estaba nervioso y sorprendido. Olvidó que estaba acompañado y quería huir a como dé lugar. Tratamos de calmarlo y después de unos minutos le pregunté por qué no se había entregado a la justicia. Él respondió: ‘Ya estaba pensando hacerlo’”, cuenta Zapata. Agrega, que durante la intervención, se descubrió que el capturado pensaba quedarse un mes más por Cieneguilla. Y es que, según el coronel, Moreno pagó US$ 1500 adelantado por su estadía.
“Tenía dinero. Se le encontró con S/. 10.500 y $ 200. Además tenía dos celulares y medicina para la hipertensión para un suministro de buen tiempo”, señala.
Después de ocultarse en hoteles y casas de los distritos de Comas, Los Olivos, Jesús María, Pueblo Libre, San Miguel y Magdalena, cuenta el coronel Zapata, el último inmueble fue el más difícil de intervenir. “No había movimiento”, menciona; y añade que cada vez que pensaban golpear sus buenos contactos en Lima lo movían de lugar.
Desde febrero, alrededor de 50 policías fueron descartando los vínculos con su entorno familiar y se enfocaron en sus conexiones laborales. Fue así que llegaron hasta Sheila Villareyes (32 años en aquel entonces), abogada de Moreno y conocida hoy como el punto clave para la captura del exgobernador.
“Ella entraba a la casa con comida y no salía durante días. Cambiaba de rutas y hacía llamadas de diferentes números. En la captura, se confirmó el vínculo al encontrarla junto a Moreno”, señala el líder de la operación.
Félix Moreno, quién pidió bañarse antes de su traslado, cumple cinco años de prisión por el Caso Fundo Oquendo. “No permitimos que utilice la ducha. Queríamos asegurar su captura. Ya podrá bañarse en prisión”, finalizó el coronel Zapata.
Con información de Diario Gestión